domingo, 28 de abril de 2019

El brillo del sol

Mi betaespera no fue como la de muchas chicas, la primera semana estuve tranquila, sí, un poco ansiosa, pero dentro de todo, tranquila. Era mi primera FIV. Sabía que la mayoría de las chicas lo lograba recién al segundo o tercer o más intentos. Así que todavía tenía muchas chances por delante. Además me embargaba la sensación de que ya estaba embarazada. Al saber que mis bebés ya tenían vida,independientemente de que implantaran o no, ya me hacía sentir madre. Esa primera semana pasó con normalidad, incluso un sábado me fui de compras con mi hermana y todo. No quería quedarme mucho tiempo en cama porque había leído que quedarse quieta en cama, no ayudaba a la irrigación del útero.

La segunda semana comencé a preocuparme. El domingo 18 a medianoche noté un par de manchitas marrón clarito, pero pensé que sería flujo o por la progesterona. Igual me asusté, y le envié un mensaje a mi doctora. Me contestó que era normal y que mientras no empezara a sangrar rojo franco que no me preocupara.El lunes el manchado se había convertido de marrón claro, a oscuro y a la noche casi negro y con olor fuerte. Pero la doctora me dijo que no me preocupara, que era pronto para ser el periodo, así que debía estar tranquila, ¿no es así?

El martes tenía todos los síntomas de que era menstruación lo que me estaba por bajar. Pinchazos en el útero, lolas hinchadas, incluso me habían salido algunos granitos y tenía un poco de dolor de cabeza. Sólo que las manchas seguían siendo marrón oscuro, casi negro. No rojas. Parecían sangre vieja. Me asusté. En el trabajo se lo comenté a una colega, que le avisó a mis supervisores y me enviaron a casa a hacer reposo. Me sentía re culpable, porque pensé, para qué me mandan a hacer reposo si no me está ocurriendo anda raro, es sólo la puttt..... menstruación que está viniendo, no quedé embarazada...

Ya tenía experiencia en pasar por esa desilusión. En mi anterior betaespera en mi única IA había empezado a manchar unos 5 días antes de la beta y era menstruación. O sea, ni siquiera llegué a hacerme el análisis de sangre. Y ahora pensé: ¿Otra vez? ¿De nuevo ni siquiera voy a llegar a la beta? ¿Cómo me puede estar pasando esto de nuevo? Le escribí de nuevo a mi doctora, que me tranquilizó y me mandó a hacer reposo.
Pero no tengo certificado médico, le dije. No puedo faltar al trabajo así.
Vení mañana a la mañana que te hago un certificado.
Me acosté ese martes en la noche y me lloré todo. Ni siquiera había llegado a la beta... ¡otra vez!

Miércoles 21 de madrugada. Tenía un test de embarazo guardado desde hacía un par de meses. Por las dudas. Pensé en hacérmelo. Para que la menstruación llegara finalmente y me hundiera en la tristeza de una vez, pero al menos no seguiría con esa incertidumbre. Siempre me había pasado que era cuestión que me hiciera un test de embarazo para que el periodo apareciera, así que esta vez ocurriría lo mismo... ¿o no? Había pasado toda la noche con un poco de asco, y levantándome a cada rato al baño. Viendo el papel manchado marrón casi negro... Si me hacía el test, que seguro daría negativo, la menstruación vendría de una vez por todas y dejaría de torturarme con ese cuentagotas...
Hice el test, espere un par de minutos y me atreví a mirarlo. Total, seguro estaba blanco nuclear, como todos los anteriores test en mis 10 años de búsqueda del embarazo...
No estaba blanco, había una tenue rayita... ¿Cómo? lo saqué del recipiente. Sí, había un rayita tenue, tímida, pero real. REAL. REAL!!!
En 10 años jamás había podido ver esa segunda rayita. ¡Pero ahí estaba! No era un sueño, ni una ilusión. Sabía que era normal que fuera suavecita porque me faltaban unos días para la beta. Estábamos a miércoles 21 y la beta era el viernes 23.
Volví a colocarlo asustada en el recipiente casi de inmediato. Lo había sacado incluso antes de los 3 minutos reglamentarios. Después que pasó un minuto más volví a agarrarlo. Sí, la rayita marcando el positivo, seguía ahí. Estaba definitivamente embarazada. Y fui feliz, tenía miedo, estaba nerviosa. Asustada. Pero muy feliz. Dios me había hecho el milagro ¡ESTABA EMBARAZADA!
Fui al dormitorio, creo que eran las 6 o 6.30 de la madrugada. Le saqué una foto y se la envié a mi hermana. ¿La ves? Le pregunté. Hay una segunda rayita, ¿también la ves? Al rato me contestó que sí. Estaba feliz por mí también.
A las 8 am se levantó negrito y se lo conté. Negro, yo se que vos siempre te enojabas cuando compraba un test de embarazo porque decías que era tirar plata... pero yo tenía guardado uno y esta mañana me lo hice... y dio positivo! Estoy embarazada! Vamos a tener un bebé!
Negrito estaba como medio incrédulo. Sorprendido, medio adormilado todavía... Atinó primero a retarme porque había pensado que él se iba a enojar por el test. PEro luego estaba muy feliz también. Me besó la panza.
Igual tenemos que ser prudentes Negro, le dije. Hay que esperar al análisis de sangre y luego la primera ecografía...
Fuimos charlando todo el camino hasta el consultorio de la doctora, para que me diera el certificado para el trabajo. No se lo contaríamos a nadie todavía, excepto a mi mamá, que me había acompañado a hacerme la transferencia y me había apoyado mucho todo el tiempo. y por supuesto a mi papá también. Ellos dos lo sabrían primero, por ahora. Aparte de mi hermana que ya había visto la foto del test casero.
Pasé a ver a la doctora y mientras me hacía el certificado le conté que me había hecho un test de embarazo. Me preguntó que resultado había salido. Y se lo mostré.
Vio el test y me dijo ¡Estas embarazada! Yo lo sabía. ese manchado que tenés es de implantación, sabía que es buena señal.
Yo largué un sollozo de felicidad. Doctora, he esperado 10 años para que me dijeran eso...
Salí del consultorio feliz. La doctora me lo había confirmado. El test era positivo. Teníamos que ser prudentes y esperar a la beta, pero el test era positivo, sin dudas.
Sentía como si tuviera el sol en el pecho, y todo mi ser brillaba con luz. Mi alma, mi corazón brillaban de felicidad. Mis dos solcitos, mis bebés, ¡se habían quedado conmigo! o al menos uno de ellos se había quedado conmigo. ¡Estaba embarazada!





sábado, 27 de abril de 2019

10 estrellas



El día anterior me habían aspirado los óvulos. Hoy la doctora debía informarme si habíamos logrado embriones. Estaba nerviosa y muy ansiosa. Pero debía disimular, porque estaba en una jornada de exposiciones de mi universidad. Y estaba también rodeada de colegas. miraba cada dos por tres el celular, esperando que llegara un mensaje de mi doctora, pero nada. No escribía. Pasaban las horas y ninguna noticia. Pasado el mediodía no aguanté más y le escribí yo. Al ratito me contestó.
Si! hay buenas noticias! 10 embriones!
Por un momento el mundo, mi mundo se me detuvo. Era mamá de 10. que no estaban conmigo, estaban a algunos km de distancia, custodiados en un laboratorio. Pero eran míos, mis bebés, mis hijos. Los 10. ¡Tenía 10 hijos! Yo creo firmemente que la vida comienza desde la concepción. No habían tenido la concepción en un acto de amor y pasión, como hubiera querido, como quisiéramos todas. Pero habían sido concebidos. 10 almitas, 10 personitas en su primer estadio de desarrollo me esperaban. Eran mis bebés. Son mis bebés. Sé que algún día, podré ver sus caritas. Los amé desde el mismo instante en que supe de su concepción. Los amo cada día de mi vida.
¿Cómo seguimos ahora doctora? Me dijo que esperaríamos unos días hasta que llegaran a blastocito y luego haríamos la transferencia.
Hasta el sexto día no abrirían la incubadora, así que llegué a la clínica esperando mi transferencia sin tener idea de qué había pasado con mis 10 bebés. ¿Seguirían con vida? ¿cómo habrían evolucionado? Yo los amaba, los amo a los 10, los quería a los 10 conmigo. Pero sabía que médicamente era imposible, que sólo transferirían uno o dos y los demás los congelarían para futuras transferencias. En mi inexperiencia nunca se me pasó por la cabeza que no sobrevivirían algunos. Pensé, ilusamente, que los 10 me esperarían. Hasta que estaba esperando, vestida para ir a quirófano de nuevo,que quizá no fuera así. Comencé a recordar caso que había leído, donde chicas a punto de ser transferidas, se encontraban con la tristísima noticia de que ningún embrión había sobrevivido. Y no me llamaban para transferir. Si no me llamaban, y la enfermera me decía que espere y espere... es porque algo, algo no muy bueno había pasado en el laboratorio.
No sé cuánto tiempo esperé, pero finalmente me hicieron pasar al quirófano, y ahí me tranquilicé un poco. Si me hacían pasar es porque había embriones para transferir. Ya estaba preparada en a camilla. Entró la doctora al quirófano y me saludó.
Tenemos un embrión excelente, blastocito AA, el que todas quisieran lograr. Y uno blastocito inicial. Vamos a transferir los dos.
¿Y los otros? qué pasó con los demás embriones?
Se han detenido, están malos, con las células aglutinadas... No entendí mucho lo que me quiso decir, pero me sentía feliz y muy triste al mismo tiempo. Tenía dos blastocitos, uno hermoso,el otro incial, pero blastocito al fin. Pero 8 de mis bebés se habían quedado en el camino. Los había perdido. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Tenía dos bebés todavía. Había perdido 8. Perdónenme bebitos míos. Yo no quería que se fueran. Quería que se quedaran conmigo...
Ladoctora comenzó a limpiar bien la zona. Se sentía frío, y me dolió un poco. Puso el espéculo, y dejaron sólo una luz tenue. Me dijeron que mirara el monitor, mientras acercaban la cánula con los dos embrioncitos, mis bebitos, habcia mi aparato reproductor.
Mirá, que podés ver una lucecita cuando entre el líquido con el embrioncito, aquí va uno, y aquí va el otro...
Aún con los ojos llenos de lágrimas alcancé a verlos. Retiraron el espéculo y me llevaron nuevamente a la habitación. Había otra chica en la habitación, que también esperaba ser transferida, y con la que había charlado un poco anes que me llamaran a quirófano.
Entré con los ojos cerrados, no quería hablar en esos momentos, quería absorber todas las emociones que estaba sintiendo, felicidad, tristeza, esperanza...
Pero la chica a los pocos minutos me preguntó, ¿Y como fue?. Le conté brevemente que me transfirieron dos embriones, pero por suerte la llamaron a ella a quirófano y quedé sola por un momento. Luego entró mi mamá que había ido a acompañarme. Y a los pocos minutos la doctora. Me dijo algunas palabras de aliento y le pregunté si había chances con el embrión que era inicial.
Me repitió que el primer embrión era excelente, el que todas quisieran lograr, y que el otro también tenía chances, puesto que era un blasto. Luego puso sus manos en mi panza y les dijo a los embriones:
Y ustedes, quédense con mamá! Por un momento, quedé desorientada. ¿por qué le decía a los embriones que se quedaran con mi mamá? Al segundo caí en la cuenta que a "mamá" era yo. Yo era mamá. Tenía a mis dos hijos en mi panza. Sólo había que rezar mucho para que se quedaran conmigo y no se fueran al cielo también,con sus hermanitos. Comenzaba la famosa "betaespera"... Dentro de unos 10 días sabría si podía gritar al mundo ¡sí, se puede! o no...


Mi primera FIV


Ese día me acompañaba mi hermana a la clínica de fertilidad,como dije antes, ella me estuvo dando todo este tiempo empujones virtuales, apoyo emocional, para que no claudicara y poder tener la oportunidad de hacer mi primer FIV. POrque yo quería intentar una nueva IA, pero la doctora fue muy honesta, no creía que con otra IA tuviéramos mejores resultados. Lo mejor era pasar a alta complejidad de una vez.
Y así lo hicimos. Tenía el papel autorizado en mano. Fui a la clínica unos días antes del turno con mi doctora para asegurarme que el papel estaba correcto, que no había nada que me impidiera comenzar el tratamiento esta vez. Entré al consultorio y se lo mostré ala doctora.
Todo perfecto, me dijo, en cuanto te venga el periodo arrancamos.
Pero, pero pero... estaba un poco shockeada. doctora, me viene en unos dos o tres días, ya arrancamos? en unos días!
Sí, me repite, en cuanto empieces a sangrar empezamos con los pinchazos. Sali del consultorio saltando de la alegría, emocionada, ansiosa...
La menstruación se me adelantó dos días, pero no importaba. Fui a hacerme la primera ecografía. Estaba todo bien. Y ahí me entregó la doctora gran parte de la medicación que tendría que colocarme. Me enseñó a pincharme y me puso la primera dosis de medicación ahí mismo. Pinchacito en la panza y listo.
¡Al fin! había comenzado mi tratamiento! Las chances de lograr el embarazo con FIV son más altas que con la IA. Pero de todas formas tenía algunos miedos. Había leído suficientes testimonios en internet para saber que muchas chicas no respondía a la medicación. que no se lograban folículos, o que los folículos no contenían óvulos maduros, o estaban vacíos... Pero todo se fue resolviendo bien. Sí respondí a la medicación, y obtuve varios folículos buenos en cada ovario. Entre 7 y 10 por ovario. Un buen número. Mi endometrio también estaba creciendo bien. Eso era muy buena señal!
Estaba llegando el día de la aspiración de óvulos y mientras me pinchaba las últimas inyecciones (los últimos tres días creo que fueron tres inyecciones por día), recordaba mi primer pinchazo sola. En la IA siempre me había pinchado Negrito, y eran pocas inyecciones. Para la FIV fueron un montón y decidí pincharme sola. Con la primera inyección mis manos temblaban. Para estar tranquila, había esperado que Negrito se fuera al mercado a comprar y así me encontré sola, con todo preparado y la aguja apuntando mi panza. Por un momento me congelé y pensé ¡qué estúpida! debía haber esperado que esté Negrito por si no me animaba a pincharme. Ahora qué puedo hacer? tengo la inyección preparada y no me queda otra que inyectarme sola... Tomé un rollito de mi panza y pum... hundí la aguja cerca del ombligo. No sentí casi nada. Jaja, era más fácil de lo que pensaba. Y así seguí pinchándome solita el resto de la medicación.
Llegó el día de la punción. Otra vez en el quirófano para ser sedada. Gracis al sEñor, porque sé que si te aplican sedación parcial, es algo molesto el procedimiento. Pero con la sedación total, es como dormirse una linda y reparadora siestita. Mi único miedo era que esos lindos folículos que tenía no tuvieran óvulos buenos... Desperté y al rato me dieron la noticia, habían conseguido 16 óvulos! 4 parece que estaban inmaduros, pero el resto, eran aptos para fertilizar!
Un montón, bromeé... puedo donar incluso jaja. Me reía, estaba contenta, de 16 óvulos, 12 buenos... todo indicaba que iba viento en popa.
Al día siguiente me dirían cúantos embriones se habían logrado. Usarían la técnica ICSI porque la muestra de Negrito había sido regular. Pero de todas formas, había muy buen pronóstico. Y eso me dejó tranquila, pero ansiosa a la vez. ¿Lograría finalmente tener embrioncitos míos?



Subiendo escalones.


Hace tanto tiempo, casi dos años o mas? que no escribía, y hay mucho para contar.
Tenía tanto miedo de volver a enfrentarme con la obra social. Nunca salía con respuestas, nunca algo concreto, siempre evasivas, esperas, ilusiones, y nada más... Pero en mayo de 2018 el destino, Dios mejor dicho, me sonrió con una sorpresa. Un nuevo trabajo y una nueva obra social. Una que al menos hasta hoy cumple con la Ley de fertilidad como corresponde. Y sin embargo no podía evitar sentir miedo... miedo de luchar y seguir con los brazos vacíos...
Hasta que mi hermana se propuso darme de empujones (virtuales) para que hiciera mi primer tratamiento. Así fue como volví a la clínica de fertilidad donde me realicé mi primera y única IA. Esta vez elegí una doctora,ya que Negrito decía que se sentiría más cómodo. comenzaron los estudios de rutina y zasssss en la ecografía mamaria un nódulo birads 4. Susto, biopsia, esperar casi 30 días por el resultado (Dame paciencia Señor!) y no era nada, benigno. Más estudio... hormonas, controladas. Ecografía ginecológica, todo bien. Histerosalpingografía... ¡otra vez! Ese estudio, el terror de las infértiles que recién comienzan con la parte clínica de buscar un bebé... El estudio más temido y doloroso... Y debía hacérmelo otra vez.
Pero esta vez lo haría en otro lugar, en otro instituto, donde fueron sumamente amables y contenedores. Y no dolió nada... pero nada de nada! Ni siquiera sentí una molestia. salí riéndome del instituto preguntando a los médicos ¿y el dolor para cuando?. Se lo comenté a mi doctora cuando miraba el estudio. Pero ella no estaba muy sonriente. Miraba nuevamente el estudio y lo volvía a mirar.
Algo no está bien, me dijo.
Pero cómo? si el informe dice trompas permeables, todo normal...
Sí, continuó, pero no veo que el líquido traspase hacia no se donde... ya no escuchaba la explicación. No lo podía creer. Otro escollo más. ¿Hasta cuando?
Debemos operar lo más pronto posible. Me parece que podrías tener endometriosis y mientras más rápido lo sepamos mejor.
Así que me fui del consultorio con los ovarios en la garganta, y preparándome mentalmente para tener en una semana mi primera cirugía con sedación total. Hasta ese momento jamás me habían dormido. Todas las cirugías que me habia hecho, que no eran muchas, habían sido con anestesia parcial...
En fin, que una semana después me encontré por primera vez en un quirofano, a punto de ser sedada totalmente. Pero la cirugía no me daba miedo. Me daba miedo lo que pudieran encontrar adentro... ¿Tendría algo que hiciera mi útero inservible para anidar un hijo? ¿Me despertaría con la noticia de que era estéril,que mi útero no servía para albergar bebés?
mis miedos eran infundados, no tenía endometriosis, gracias a Dios, ni ninguna otra cosa que me impidiera ser madre... Entonces vamos subiendo escalones!
A la semana la doctora me vio para hacerme las curaciones en las heridas y me dio los papeles para presentar en la obra social. Una vez que estuviera todo autorizado, debía avisarle para comenzar con el tratamiento...