jueves, 16 de abril de 2015

Virgencita de la Dulce Espera

La Virgen de la Dulce Espera. Todos los 15 de cada mes, en la Parroquia Sagrada Familia, de mi ciudad, se realiza la misa dedicada a la Virgen de la Dulce Espera.

El objetivo de la Misa es agradecer a Dios y a la Virgen por los nacimientos, pedir protección y salud para las mamis embarazadas, y pedir la bendición de un hijo, por aquellas parejas, como mi marido y yo, que no hemos tenido aún la dicha de ser papás.

Durante la Misa, en el momento de la homilía, el sacerdote pide a las mamás que hayan traído a sus bebés, que los presenten a Dios. Así, las mamis arman una fila, con sus babys en brazos y al llegar al púlpito, le entregan el bebé al Sacerdote, quien le dice a la comunidad el nombre del bebito o bebita, y el tiempo que tiene de nacido.
Es un momento muy lindo, emotivo, con aplausos, y la típica expresión que nos sale de la boca a la mayoría cada vez que el Sacerdote levanta en sus brazos a un crío: aaaaaaaaaaayyyy que bonito!!!! y quedamos todos con una sonrisa embobada, porque si hay algo que los bebés transmiten es ternura e  inocencia... Y nosotros, sedientos de ternura e inocencia, no podemos más que rendirnos ante sus caritas angelicales.

Al final de la Misa, el Sacerdote bendice la pancita de cada una de las embarazadas y a sus parejas, y luego bendice a todas las personas que van a pedir la gracia de tener hijos.

Recuerdo que, al principio de mi búsqueda, allá por el año 2008-2009, algunas veces asistí a esas Misas. Una o dos veces me animé a ponerme en la fila de las Buscadoras  y el Padre me dio la bendición, y una estampita de la Virgen de la Dulce Espera.

En el año 2010 tuve que abandonar la búsqueda activa (cuando digo búsqueda activa me refiero a que tuve que abandonar todo tratamiento médico para lograr ese embarazo que ya se perfilaba difícil de conseguir, porque me habían despedido de mi trabajo y no tenía obra social que cubriera medicación, etc). A partir de ese momento, rechacé ir a esas misas, y si, justo coincidía que el Domingo fuera 15.... Para mi vergüenza debo confesar que muchas veces decidí no ir a la Misa... un poco por vaga, otro poco porque era doloroso para mí.

Sí, era doloroso y aún lo es. En el momento en que las orgullosas mamis levantan a sus hijos hacia los brazos del Sacerdote, no puedo evitar...... no puedo..., el pensar por qué yo no? por qué yo no puedo estar ahí presentando a mis hijos? Por qué a mí me tocó vivir este Calvario de la Infertilidad?
Y no sirve de nada que venga una horda de psicólogos a decirme que debo pensar que todo tiene un sentido y que más bien debo preguntarme: por qué NO a mí? o decirme que otros viven cosas peores... Esos pensamientos sirven  cuando comenzamos a lamernos las heridas, pero mientras la herida sangra, profundamente abierta, pues no, no sirve ni consuela pensar por qué no a mi? o qué enseñanza puedo sacar de mi sufrimiento?

Sin embargo, los caminos de Dios son misteriosos, y heme aquí, nuevamente asistiendo a la Misa de la Virgen de la Dulce Espera... con el corazón y el alma puestos en la esperanza de que la Virgencita interceda por mí ante Su HIJO, mi amado Jesús, para que el Señor tenga Misericordia de mí y de mi marido, nos sane la infertilidad, y nos de la bendición de un hijo... o muchos hijos...

Virgencita de la Dulce Espera, vos sabés que siempre te pido por mi familia, por su salud y  protección de toda enfermedad, de todo accidente y de todo mal, y te pido en especial la gracia de sanarnos a mí y a mi marido de la infertilidad. Danos la gracia de poder concebir hijos de mis células y de las suyas, dame la bendición de sentir a mi bebé (o bebés) crecer sano(s) y fuerte(s) en mi vientre, y poder tenerlo(s) en mis brazos, luego del parto, Amén.


"Oración a la Virgen de la Dulce Espera"


¡Oh Virgen de la Dulce Espera, que en la persona de tu Divino Hijo, el Niño Jesús, has sido la causa de nuestra esperanza, trayendo en tu seno el mensaje de salvación para todos los hombres.

Haz también que en nuestra dulce espera preparemos la llegada del fruto de nuestro amor cristiano, con tu protección y ayuda, y agradeciendo a Dios, autor de toda vida, el colaborar con El al aumento de la gran familia humana y que con el Bautismo inmediato lo convirtamos en hijo de Dios.

(Se hace la petición y se reza un Ave María)

Atiende nuestro pedido, dulce Madre y Señora y protegenos en este trance, para que podamos tener en nuestros brazos maternales al hijo que ansiosamente aguardamos. Así sea. 




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