El viernes 23 fui a hacerme la beta. Sentia un poco de nervios y ansiedad, pero estaba bastante tranquila. Pensé "qué raro todo esto... Tantas chicas pasan por este análisis sin saberlo y yo ya sé el resultado! positivo". Estaba embarazada. Tenia mi test de embarazo con dos rayitas, ¡si, al fin dos!!! guardada en mi mesa de luz.
Ese día en la tarde esperaba ansiosa el resultado. Necesitaba la confirmación de que estaba embarazada. Necesitaba asegurarme que mis dos pollitos estaban ahí conmigo. Que el test de embarazo positivo no había sido un sueño (de todas formas lo miraba a cada rato). Al fin me escribió la doctora. "Ya sabemos que es positivo". Y a los pocos segundos escribía un número que se me grabaría a fuego en el corazón: 358. Positivo!!!
Ahí estaba mi confirmación, estaba re embarazada! Pero el numero era un poco bajito para que hubieran dos pollitos implantados. Y fue lo primero que le pregunté a la doctora, después de agradecerle por las felicitaciones. "¿Pero no es bajo para dos embriones?". Me contestó que para ella había quedado uno solo. Y sentí una sensación muy rara. La tristeza de saber que uno de mis bebitos no lo había logrado, pero a su vez la inmensa felicidad de estar embarazada, de ser mamá! ¡Iba a tener un hijo!
De inmediato le escribí a negrito y le conté. También le dije que debíamos seguir siendo prudentes, ya que el lunes me repetirían la beta y está debía duplicar para saber que el embarazo seguía su curso normalmente. Y en un par de semanas más la primera ecografía...
Mis padres ya lo sabían, porque la mañana que me dio el test positivo no había podido aguantar y quise darles la alegría. Aunque también les había aclarado que debíamos ser precavidos, que todavía faltaban análisis y ecografía. Luego de saber que la beta era positiva, pasé a contárselo al resto de mis hermanos (mi hermana gemela ya sabía del embarazo desde que me había dado el test positivo...).
Ahí por primera vez, al contar la beta positiva y confirmar el embarazo es que sentí un pinchacito en el alma raro. Se me vino a la mente todas las veces que había leído u oído que los embarazos se anuncian después del tercer mes, que es cuando deja de haber peligro de aborto. Sin embargo deseché esa nubecita negra de mi cabeza. ¿Por qué a mi justo me iba a ir mal? mis hermanas y cuñadas lo contaron prácticamente después de salir del baño con el pipitest positivo. ¿Por qué yo no iba a poder? Ellas habían cursado sus embarazos sin problemas después de anunciarlo de inmediato. ¿Por qué yo no?
Pasé el resto del viernes y el sábado en una nube de felicidad. Los problemas, las angustias venían, me tocaban pero yo no dejaba que entraran en mi corazón. Tenía que cuidar a mi bebé. Ahora era responsable de su vida y su bienestar. Así que no iba a dejar que las malas vibras me tocaran. Fui a mi casa más tarde y negrito me daba besitos y acariciaba mi panza.
El domingo festejaba su cumpleaños un sobrino mío. Fuimos a un camping. fue un hermoso día. cálido, lleno de risas. ¡Y yo era tan feliz!... Ese día, no se cómo, si por mi, que la felicidad se escapaba de mis poros, o por mi mamá que hizo algunos comentarios, se terminó enterando todo el mundo de mi embarazo. Y mezclado con la felicidad que sentía, volví a experimentar ese pinchacito en el alma. Esa nubecita negra que me decía que debía haber sido más prudente y no contarlo todavía... Pero volví a espantarla, nada me arruinaría mi felicidad. Mi bebé estaba conmigo. Por ahí sentía algunos pinchazos y dolores en el útero. como cólicos leves, pero mi hermana menor, que en ese entonces ya cursaba su tercer mes de embarazo, me dijo que era normal, que ella aún sentía breves cólicos... Así que no bebía preocuparme.
El lunes 26 nos levantamos temprano con negrito. Tocaba ir a repetir la beta. El iba tomando mate en el auto y no se qué movimiento hice que terminé derramando parte del agua del termo, pero no me hice mucho problema. Mi bebé estaba conmigo. Era feliz... O trataba de serlo. a medida que iban pasando las horas, el sol se escondía y la doctora no me escribía con el resultado, me iba poniendo cada vez más nerviosa. En un par de días más entraría en la semana 6 de embarazo. La primer beta la había recibido en el departamento de mi hermana, pero esta vez ya estaba en mi casa y la doctora todavía no escribía. Había cenado ya ¿o no? No recuerdo bien. Sólo se que pasadas las 22 hs recién me escribió. Primero se disculpó por la demora, me dijo algo como que habían cambiado el sistema y recién había podido ver el resultado. Y me dio el segundo número que se me grabaría a fuego en mi mente, sólo que esta vez se clavó como puñalada en mi corazón: 264. No había duplicado. Había bajado... Todavía seguía alta la beta ¿quizá mi pollito seguía aferrándose a la vida para ese entonces? Pero había bajado... La doctora me escrbió algo más, que quería repetir el resultado el miércoles, porque le parecía raro. Había tenido una muy buena primera beta. No había sido bajita, entonces no se explicaba cómo ahora no había subido...
Pero yo sabía lo que eso significaba, el embarazo estaba llegando a su fin. Negrito me vio y me preguntó qué me había dicho la doctora. Yo solo atiné a decirle... "se me fueron" "Los bebés se me fueron". Luego traté de explicarle que el análisis había dado mal, que la doctora quería repetir el miércoles la beta. Y él se aferró a eso. Y me retó, que no empezara a malograr las cosas con mi mente. Que si la doctora quería repetir el análisis era porque había esperanzas... ¡Y yo quería aferrarme a esa esperanza! Pero yo sentía en lo más profundo de mi corazón que mis bebés, ahora ambos, se me habían ido al cielo...
Dicen que los bebés vienen de un repollo, otros que los traen las cigüeñas, otros dicen que bajan de las estrellas y vienen a posarse en el vientre de las futuras mamás. Bueno, para las mujeres con diagnóstico de infertilidad, como yo, no nos es tan fácil. El repollo quizá se ha secado, la cigüeña perdió el camino, y las nubes tapan las estrellitas y por eso nuestros bebés no pueden alcanzarnos. Entonces yo decidí que voy a construir yo un caminito de estrellas que me lleve hacia mis bebés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario