Otra vez pasaron siglos (bue... meses) desde que escribí algo en este blog. No es fácil, las palabras no son fáciles ni de decir, ni de pensar, ni de escribir. Menos cuando se vive en una gran gelatina.
Luego del episodio del anillo y el desastre ocurrido la última vez que vi a mi médico especialista en fertilidad, no sucedió en ese plano de mi vida nada trascendente. A no ser que tenga en cuenta los dos meses en los que tuve un atraso de 4 días. Rayos! eso no me había pasado en casi dos años! tener un atraso! debía significar algo ¿o no?. NO. Nada, test casero blanco nuclear, como siempre. Reina roja apareciendo a las pocas horas de hacer el test, como siempre. Otro mes que se pasa, como siempre.
Y así siguió mi vida. Inmersa en gelatina. Lenta, aburrida, triste gelatina sin sabor. Mamá con quimioterapia que no arroja resultados del todo positivos, pero al menos la enfermedad avanza muy poco y lentamente. Negrito y yo volviendo a la rutina. El día a día. Días mejores, días peores, todo igual como siempre. Yo trabajando, anotándome en el ciclo de profesorado, en el doctorado y en un curso de posgrado (la triste realidad es que tener un título universitario ya no sirve de mucho, hay que actualizarse constantemente, lo que por otro lado, no me parece mal). Negrito yendo a clases de piano. Mi familia, gracias a Dios, bien, sin grandes sobresaltos... Y mi vida transcurriendo en una gelatina. Excepto hoy.
Hoy es de esos días que me siento en una cama de alfileres, no en una gelatina. Es el día de la Madre en Argentina. Y tengo mi facebook bombardeado con cartelitos y salutaciones para las madres. Obviamente no dirigidos a mi, sino a las Madres de mi familia,amigos etc. Y me siento mal, me siento triste, porque sé que debo dar infinitas gracias a Dios por seguir teniendo a mi mamá viva, por seguir disfrutándola. También me siento mal, porque sé que una de mis hermanas sufre aún más que yo, por su soledad. Y cuántas personas sufren mucho más! Hoy debería estar feliz, tengo un año más viva a mi mamá, sobreviviendo, luchando contra su enfermedad, pero viva y disfrutando de sus nietos y de su vida lo que más puede.
Pero no puedo, el dolor de pasar otro año más este día, el día de la Madre, con el vientre y los brazos vacíos me carcome por dentro, me envenena y me mata lentamente. No me sirven de nada las palabras: ya llegará, sí se puede, no bajen los brazos, sigan luchando, ni ninguna de las frases que decimos las estériles guerreras el día de hoy, en cuanto grupo de infertilidad hay en nuestro país. No sirve. Sí se puede se puede decir cuando ya lograste tener a tu bebé en los brazos. Mientras no se puede nada. Yo no puedo hacer tratamiento porque mi obra social no tiene clínica de fertilidad. Por más que trato de tener relaciones si o si los días fértiles, luego llega el fin de ciclo y la Reina Roja vuelve a aparecer, como si nada. Incluso tomé un mes clomifeno, sabiendo lo arriesgado que es tomarlo sin control médico. Tampoco funcionó. Negrito toma diariamente sus vitaminas, pero parecen no hacer nada... Sigo sentada, atada de pies y manos a la silla de tortura de las NO-madres, viendo pasar el tiempo, sin que nada ocurra. Dentro de la gelatina sin sabor. Sintiéndome más culpable que nunca por no estar feliz. Siendo que tengo motivos, mi mamá, mi familia, mi Negrito...
¿Dónde estás hijo, hija míos? ¿Detrás de qué nube se ocultan? ¿Por qué no quieren o no pueden venir a los brazos de mamá? ¿Qué tengo que hacer para poder construir mi caminito de estrellas hacia sus manitos, sus sonrisas? Benditas, dichosas todas aquellas que han tenido el privilegio, la bendición de ser madres. En especial a vos mamá. Gracias al Señor por darme una madre tan maravillosa. Y perdóname Señor, por cegarme tantas veces ante el dolor, y no poder verte...
Dicen que los bebés vienen de un repollo, otros que los traen las cigüeñas, otros dicen que bajan de las estrellas y vienen a posarse en el vientre de las futuras mamás. Bueno, para las mujeres con diagnóstico de infertilidad, como yo, no nos es tan fácil. El repollo quizá se ha secado, la cigüeña perdió el camino, y las nubes tapan las estrellitas y por eso nuestros bebés no pueden alcanzarnos. Entonces yo decidí que voy a construir yo un caminito de estrellas que me lleve hacia mis bebés.
domingo, 16 de octubre de 2016
domingo, 22 de mayo de 2016
El anillo
Hoy, 22 de mayo de 2015 es el día de la Santísima Trinidad.
Creí que había actualizado este blog, pero me he quedado en el tiempo.
Mil veces, acostada en la cama, o cuando vuelvo del trabajo, o cuando leo alguna noticia que me moviliza sobre la infertilidad,en mi mente se vienen todas las palabras, todas las sensaciones y sentimientos que quisiera plasmar aquí, no se si para desahogarme, o exorcizarme o simplemente, por si alguien alguna vez las lee y les puede servir para algo... Pero cuando tengo tiempo de abrir el blog, me arrepiento. Y prefiero dejar que siga pasando el tiempo. Tic-tac, tic-tac, tic.tac...
El día 14 de febrero en Argentina festejamos el día de los Enamorados. Este año no me esperaba nada en especial puesto que a Negrito no se le da muy bien ser detallista con eso de festejos, aniversarios y fechas. Además yo seguía triste por mi fallido tratamiento, y porque no sabía cómo iba a continuar a partir de ahora... podría volver a hacer un segundo intento? La lucha se veía difícil, y no sabía si tendría (tendré fuerzas) para superar todo esto.
Ese día, Negrito me sorprendió y me invitó a que fuéramos a almorzar a un lindo restaurant para celebrar el día de los enamorados. Pero la sorpresa más linda fue al final del almuerzo cuando descubrí que escondida detrás de un folleto de propaganda de la mesa del restaurant se encontraba una cajita con dos anillos. Fue una gran emoción, una gran alegría, nunca me lo esperé ni imaginé que haría algo así. Llena de felicidad vi cómo me colocaba el anillo, y yo le coloqué el anillo a él. Un símbolo de amor, de unión y de compromiso. Días como ese no deberían borrarse, ni arruinarse, ni ensombrecerse. Aún después de todas las cosas difíciles que he vivido después de ese día, todavía lo recuerdo con dulzura.
Al día siguiente, 15 de febrero, cumplió años mi ahijadito amado, y todos esperaban verme con el anillo. Pero ese día "olvidé" ponérmelo... Bueno esa fue la excusa que dije. No quería ponérmelo.
El 15 al mediodía fuimos a la clínica de fertilidad donde nos esperaba nuestro doctor para que decidiéramos cuáles iban a ser nuestros siguientes pasos para conseguir nuestro (o mejor dicho mi) preciado sueño: poder tener a mi hijo/a en los brazos. El día arrancó mal. Negrito no quería saber nada con ir. Decía que todos esos médicos son chantas, que sólo quieren negociar, que bla bla bla. Cuando íbamos hacia la clínica tenía el corazón en la garganta. ¿Que voy a hacer? me preguntaba una y otra vez.
Comenzamos la entrevista con el médico y él me dijo que me quedara tranquila porque habían observado que parece ser, tenía buena reserva ovárica y no tenía problemas de ovulación. Pero, como ya me lo había anticipado el día de la IA, la muestra espermática de Negrito no había sido buena... así que quedaba en mí decidir si intentábamos una segunda IA o pasábamos a FIV.
Lo que yo quería lo tenía bien en claro, seguiría peleando con la obra social hasta poder hacer un intento más de IA y si no funcionaba, pasaríamos a una FIV. Pero Negrito no pensaba lo mismo... Y a´si se lo dije al médico, él no estaba seguro de continuar con más tratamientos... Y se desató el infierno.
Negrito comenzó a decirle al médico que él opinaba que todo eso de los tratamientos era un comercio, etc, etc. El médico se ofendió muchísimo, y en menos de 5 minutos me encontré con Negrito fuera del consultorio y con el médico dando un portazo casi en nuestras espaldas. Nos había echado del consultorio. Absolutamente ofendido. Y yo no podía decir una palabra. Tenía la garganta cerrada de angustia y lágrimas contenidas. Salí de la clínica con la cabeza gacha, sin mirar a nadie. Totalmente avergonzada y destrozada.
Mi sueño de ser madre había sido aplastado, pisoteado, destrozado en menos de 10 minutos. No quería ni pensar. Puse la mente en blanco y subí a la camioneta para regresar a casa. El anillo que el día anterior me había causado tanta felicidad, ahora me quemaba y me lastimaba en mi dedo. En cuanto llegué a casa me lo saqué, y luego de limpiarme a escondidas la cara, par que no quedara rastro de mis lágrimas, me fui a saludar a mi sobrinito.
Creí que había actualizado este blog, pero me he quedado en el tiempo.
Mil veces, acostada en la cama, o cuando vuelvo del trabajo, o cuando leo alguna noticia que me moviliza sobre la infertilidad,en mi mente se vienen todas las palabras, todas las sensaciones y sentimientos que quisiera plasmar aquí, no se si para desahogarme, o exorcizarme o simplemente, por si alguien alguna vez las lee y les puede servir para algo... Pero cuando tengo tiempo de abrir el blog, me arrepiento. Y prefiero dejar que siga pasando el tiempo. Tic-tac, tic-tac, tic.tac...
El día 14 de febrero en Argentina festejamos el día de los Enamorados. Este año no me esperaba nada en especial puesto que a Negrito no se le da muy bien ser detallista con eso de festejos, aniversarios y fechas. Además yo seguía triste por mi fallido tratamiento, y porque no sabía cómo iba a continuar a partir de ahora... podría volver a hacer un segundo intento? La lucha se veía difícil, y no sabía si tendría (tendré fuerzas) para superar todo esto.
Ese día, Negrito me sorprendió y me invitó a que fuéramos a almorzar a un lindo restaurant para celebrar el día de los enamorados. Pero la sorpresa más linda fue al final del almuerzo cuando descubrí que escondida detrás de un folleto de propaganda de la mesa del restaurant se encontraba una cajita con dos anillos. Fue una gran emoción, una gran alegría, nunca me lo esperé ni imaginé que haría algo así. Llena de felicidad vi cómo me colocaba el anillo, y yo le coloqué el anillo a él. Un símbolo de amor, de unión y de compromiso. Días como ese no deberían borrarse, ni arruinarse, ni ensombrecerse. Aún después de todas las cosas difíciles que he vivido después de ese día, todavía lo recuerdo con dulzura.
Al día siguiente, 15 de febrero, cumplió años mi ahijadito amado, y todos esperaban verme con el anillo. Pero ese día "olvidé" ponérmelo... Bueno esa fue la excusa que dije. No quería ponérmelo.
El 15 al mediodía fuimos a la clínica de fertilidad donde nos esperaba nuestro doctor para que decidiéramos cuáles iban a ser nuestros siguientes pasos para conseguir nuestro (o mejor dicho mi) preciado sueño: poder tener a mi hijo/a en los brazos. El día arrancó mal. Negrito no quería saber nada con ir. Decía que todos esos médicos son chantas, que sólo quieren negociar, que bla bla bla. Cuando íbamos hacia la clínica tenía el corazón en la garganta. ¿Que voy a hacer? me preguntaba una y otra vez.
Comenzamos la entrevista con el médico y él me dijo que me quedara tranquila porque habían observado que parece ser, tenía buena reserva ovárica y no tenía problemas de ovulación. Pero, como ya me lo había anticipado el día de la IA, la muestra espermática de Negrito no había sido buena... así que quedaba en mí decidir si intentábamos una segunda IA o pasábamos a FIV.
Lo que yo quería lo tenía bien en claro, seguiría peleando con la obra social hasta poder hacer un intento más de IA y si no funcionaba, pasaríamos a una FIV. Pero Negrito no pensaba lo mismo... Y a´si se lo dije al médico, él no estaba seguro de continuar con más tratamientos... Y se desató el infierno.
Negrito comenzó a decirle al médico que él opinaba que todo eso de los tratamientos era un comercio, etc, etc. El médico se ofendió muchísimo, y en menos de 5 minutos me encontré con Negrito fuera del consultorio y con el médico dando un portazo casi en nuestras espaldas. Nos había echado del consultorio. Absolutamente ofendido. Y yo no podía decir una palabra. Tenía la garganta cerrada de angustia y lágrimas contenidas. Salí de la clínica con la cabeza gacha, sin mirar a nadie. Totalmente avergonzada y destrozada.
Mi sueño de ser madre había sido aplastado, pisoteado, destrozado en menos de 10 minutos. No quería ni pensar. Puse la mente en blanco y subí a la camioneta para regresar a casa. El anillo que el día anterior me había causado tanta felicidad, ahora me quemaba y me lastimaba en mi dedo. En cuanto llegué a casa me lo saqué, y luego de limpiarme a escondidas la cara, par que no quedara rastro de mis lágrimas, me fui a saludar a mi sobrinito.
sábado, 13 de febrero de 2016
The rabbit hole
Casi me quedo dormida. Sí! había llegado el día de mi tratamiento y casi me quedo dormida y por poco no llegué tarde a la clínica. La última vez que había visto al doctor me dijo que si mi menstruación llegaba el día 8 o 9 de enero, tendría que esperar hasta febrero para hacer la IA (Inseminación artificial), ya que la clínica cerraba hasta el 10 de enero por las fiestas de fin de año, vacaciones, etc.
La única posibilidad que tenía de hacer el tratamiento ese mes es que la sinvergüenza de la reina Roja no apareciera hasta el 10 u 11 de enero, para comenzar con las ecografías de control y la medicación.
Y por una vez en la vida (aunque en el fondo siempre recé por que no apareciera y hubiera embarazo en puerta: varias veces he leído testimonios de chicas que unos días antes de comenzar su primer tratamiento de fertilidad, descubrían que YA estaban embarazadas, que suertudas!!!) la reina Roja no me hizo rabiar por aparecer antes de tiempo, y llegó el día 10 de enero a última hora de la noche. Si bien sentí una punzada de dolor porque yo, obviamente, no iba a ser de esas afortunadas que se embarazan antes de tiempo, también sentí una extraña mezcla de alegría, nervios, ansiedad, e ilusión: podía comenzar ese mismo mes el tratamiento!
El 11 a la mañana avisé al doctor y el 12 de enero ya me hacían mi primera ecografía de control. A partir de entonces, comencé con la medicación, a tomar el clomifeno, e inyectarme el HMG75 (lo inyectó Negrito puesto que aunque la aguja es super chiquita y casi ni se siente, me da mucha impresión ver el pinchazo en la piel). Casi no sentí molestias con la medicación, como no sea un poco de hinchazón y algunos pinchazos en los ovarios. Pero no me importaba, esos pinchazos significaban que mis ovarios estaban trabajando. Y eso era bueno, claro que sí.
El 17 fui a mi última ecografía de control y ahí estaba, un bello folículo de 19 mm en mi ovario derecho, no se por qué sospechaba que el derecho sería el que tendría el folículo dominante. Aunque sentí un poquito de desilusión, ya que habría preferido que hubieran dos o tres folículos (no le tengo miedo para nada a la posibilidad de tener un embarazo de mellizos o trillizos). Pero según las doctoras que me atendieron, había respondido muy bien a la medicación, asi que el 21 de enero (tres días antes de lo previsto por mí) sería mi Inseminación.
Ese día muuuy temprano, tuvimos que ir a entregar la muestra de Negrito, para que acondicionaran sus soldaditos, y los hicieran mas fuertes y rápidos para llegar al óvulo que los estaría esperando. Teníamos que volver a las 10.30 hs. de la mañana para que me inseminaran. Si bien estaba un poco ansiosa, luego de desayunar, me fui a acostar un rato, el sueño me venció, y me desperté apenas unos 30 minutos antes! Apenas si alcancé a lavarme la cara y los dientes (no podía ir al baño porque tenía que retener líquido para que el catéter pase con menor dificultad hasta el útero), pasé a buscar a mi hermana gemela (habíamos quedado con Negrito que ella me acompañaría, ya que a él se le hace muy difícil estacionar cerca de la clínica) y nos fuimos a dar el gran paso que me acercaría a la posibilidad de ver la carita de mi o mis niños. Llegamos y a los pocos minutos me llamaron. Dejaron que mi hermana me acompañara en todo el proceso, lo que me dio una gran tranquilidad.
Cuando vino el doctor, llegó la primera mala noticia. Haríamos la inseminación, pero la muestra de Negrito había sido muy pobre, ni las vitaminas ni la alimentación sana habían ayudado mucho. Me dijo el doctor que ellos prefieren hacer las IAs con muestras que al menos tengan un REM (recuento final de espermatozoides móviles y rápidos) de 2 millones. La muestra de Negrito apenas superaba los 1.6 millones. Bajísima. El doctor me mencionó algo sobre que sería bueno que fuera pensando en la posibilidad de hacer una FIV en el futuro, que nos daría muchas mas chances... Pero en ese momento yo pensé que mi gran tiro, mi gran apuesta estaba en ESTE tratamiento, y que tenía que poner todo lo mejor de mi para que funcionara. Así que no dejé que entraran pensamientos negativos en mi, y me dispuse a que me introdujeran el catéter que llevaría los poquitos bichitos (pero qué importaba! solo se necesita un espermatozoide para fertilizar un óvulo, o no?) hacia mi óvulo.
El catéter entró con suma facilidad, no sentí prácticamente ninguna molestia, a excepción del ligero dolor que produce la entrada del espéculo. Y fue rapidísimo. En menos de 10 minutos ya estaba todo hecho. Me dejaron unos 10 minutos reposando en la camilla, me recetaron progesterona, y a hacer vida normal se ha dicho. A partir del sábado 24 y durante 14 días debía tomar progesterona. Y tanto si me embarazaba o no, me dijeron que fuera a ver al doctor. Si no me embarazaba, para discutir cómo continuar. Si me embarazaba, porque parece que en la clínica siguen los primeros momentos del embarazo, hasta asegurarse que es un embarazo viable. No me dieron fecha exacta de la beta, pero yo calculé que entre el 7 y el 9 de febrero, si la reina roja no aparecía, debía hacerme la beta.
Ese mismo día en la noche, no aguanté con mi genio, y me puse a investigar sobre el famoso REM que a Negrito no le había dado muy bien que digamos. Y ahí vino la segunda mala noticia. En la mayoría de las páginas hablaban de que es casi imposible que una inseminación tenga éxito si el REM no es superior a 5 millones, y Negrito había conseguido poco mas de millón y medio. En un primer momento, se me cayó el alma al suelo. Si embargo, leí también testimonios de chicas cuyos maridos también habían tenido REMs super bajos, y habían logrado el embarazo, y otras con REM muy alto o semen de donante (cuyo REM obviamente es excelente) no lo habían logrado. Así que empujé la angustia hacia el fondo de mi corazón, y volví a pensar: "sólo hace falta UN buen espermatozoide para lograr el embarazo, y yo tenía 1.6 millones de buenos y veloces bichitos intentando llegar a mi óvulo. Así que chances tenia, o no?". Y así me dispuse a disfrutar de mi nuevo estado ¡estaba oficialmente y por primera vez en BETAESPERA!
Unos 8 días después de la inseminación sentí el primer dolor. Dolor menstrual. Unas pequeñas punzadas que comienzan a suceder en mi útero, presagiando "endometrio desprendiéndose". Volví a internet. Googleé "primeros síntomas de embarazo", "síntomas de embarazo luego de una inseminación", etc... Por supuesto que no me dijeron nada que ya no supiera. Los síntomas de embarazo en las primeras semanas no se distinguen prácticamente en nada de los síntomas pre-menstruales. Por tanto, esos tirones que sentía en la parte baja se podían deber tanto al síndrome pre-menstrual como a un embarazo en ciernes. Ah! y a la progesterona. Bendita progesterona. Me hacía doler los pechos, sentía cólicos,y hasta tuve un par de horas con nauseas.
El día 1 de febrero, a una semana de la posible fecha de mi Beta, llegó la tercera y GRAN mala noticia. No relacionada con mi tratamiento de fertilidad, pero sí con mi vida familiar, en especial con mi mamita. La tomografía que se había hecho unas semanas antes no mostraba buenos resultados. Para nada. Todavía no sabemos cuán malo es, ya que recién tiene turno con su oncóloga en un par de días, pero la tomografía no deja lugar a dudas: el cáncer ha regresado. Aparentemente hay metástasis en pulmones y estómago, y un tumor de 6 cm en la ingle.
Y volvió el terror. No por favor, Jesús mio, no me la lleves a la viejita, no me la lleves.
Y volvió el terror para ella también. Lo veo en su mirada. Trata de disimularlo para que no nos preocupemos. Pero yo lo siento, lo sé. Tiene terror de lo que significa tener cáncer, tiene terror de morir. No quiere morir, quiere disfrutar a sus nietos. Quiere vivir. No me la quites tan pronto Jesús mio, yo sé que no soy digna de pedirte nada, pero una Palabra Tuya basta Jesús mio. Por favor. Por favor, dale fuerzas, y que viva. ilumina a sus médicos. Ilumina y da fuerzas a toda mi familia, y en especial a ella. No la dejes sola Jesús mio.
El 2 de febrero, la cuarta mala noticia, había comenzado a manchar. Muy poquito, y sólo cuando iba al baño. Eran manchitas de color marrón muy claro. Casi, casi que me convencí que podía ser sangrado de implantación. Pero los cólicos que cada vez se hacían mas notorios y más seguidos me hablaban de "endometrio desprendiéndose", no de embarazo. No pude con mi genio nuevamente, y me hice un test casero, excusándome que al día siguiente debía hacerme unas radiografías para el estudio de salud que exigen en los trabajos. NEGATIVO. Blanco nuclear. No importa, faltan unos cinco días al menos para la Beta, quizá fue muy pronto para hacerme el pipitest. Quizá todavía existía la posibilidad que, más allá del pésimo REM, más alla de la angustia y el miedo que sentía en ese momento, todavía había una pequeña oportunidad de alegrar a mi mamá y a toda la familia, con mi milagrito. Verdad? Al menos todavía no había visto sangre roja, sólo manchitas marrón claro...
El 3 fui a hacerme el estudio de salud laboral, y cuando fui al baño, las manchitas habían aumentado ligeramente su intensidad, y se habían vuelto un poco más rosadas. Quise llorar ahí mismo, como una loca. Pero no podía, con tanta gente mirando, así que me volví a sentar en la sala de espera. Por las dudas dije que no podía hacerme las radiografías hasta la semana siguiente, cuando confirmara si había embarazo o no. Sin embargo sentía un dolor tan profundo, una desilusión tan grande que, sumado al terror que sentía por el regreso de la enfermedad de mi mamá, me hizo hacer algo que no hubiera creído de mi. Le dije a Dios que lo odiaba. De lo cual me arrepiento profundamente. Perdón Señor mío.
Ese mismo día, cuando legué a casa, Negrito se fue a hacer unas compras y yo fui al baño. Las condenadas manchitas, ahora rosadas, seguían estando ahí, torturándome, burlándose de mi. Grité, aullé, lloré a más no poder. Sentía tanto dolor. Tanto sufrimiento. Ese mismo día, por la tarde, escribí un mensaje al doctor, y le dije sobre las manchitas. Me recomendó que dejara de tomar las progesterona, y que le avisara si me bajaba la menstruación o no. El día 4 me hice un segundo test casero. Ya habían pasado 48 hs del anterior, quizá ya sí se notaba alguna rayita, aunque sea muy leve, que indique un positivo..... pero también fue negativo. Nuevamente blanco nuclear.
El día 5 por la mañana finalmente bajó. Negrito me vio cabizbaja, sentada en el borde de la cama, y yo le pregunté: ¿Te quedó algún ibuprofeno? Me respondió: sí, pero podes tomar?. Entonces le conté, no había peligro de que tomara medicamentos, no había embarazo. El tratamiento no había funcionado. Y ahí llegó la quinta mala noticia. Negrito comenzó a decirme que no quería hacer un segundo intento con médicos, que eran todos chantas, comerciantes, que mentían sobre que necesitábamos medicina para quedar embarazados, sólo para sacarnos dinero. Obviamente, yo me enojé y le dije que con o sin él yo no iba a dejar de intentarlo hasta que tuviera a mi hijo en brazos.
Y así hemos quedado, él ha vuelto a comprar vitaminas y también está tomando ácido fólico para mejorar sus bichitos e intentar embarazo natural. Yo, por mi parte, sigo con el ácido fólico dicen que ayuda a mejorar la calidad de los óvulos) y mientras me muevo para que si puedo hacer un nuevo intento, esa vez lo cubra la obra social.
Este lunes 15 es el cumpleaños de mi sobrinito y ahijado. Al que amo con locura. También ese día, por la mañana iremos a ver (Negrito con bastante reticencia, pero bue...) al médico. Para que veamos cómo seguimos. Si es que seguimos...
Ese mismo día es el día de la Virgen de la Dulce Espera. Soñé tanto con ese día darles a todos la sorpresa de mi embarazo. Soñé también que el día 12, que fue el cumpleaños de mi viejita, pudiera darle ese hermoso regalito. Le habría venido tan bien, ahora que tiene que volver a luchar contra su enfermedad, una linda noticia como esa!
Siento que estoy cayendo en el hueco negro del conejo de Alicia en el país de las maravillas. No he llegado al fondo, pues el fondo es una incertidumbre. No sé qué pasará. Sólo sé que nuestras vidas van a volver a cambiar pronto. Sé que nos esperan difíciles, durísimas luchas. Sé que no quedé embarazada y sé que a Negrito no le agrada nada la idea de volver a la clínica de fertilidad.
Sé que voy a luchar con todas mis fuerzas para quedar embarazada. Porque sé que estás ahí, hijito mio, hijitos mios, en alguna estrellita del cielo, esperándome. Sólo eso sé.
El resto es simplemente un gran agujero negro, sin paredes, sin nada que me de una pista.
No se más nada.
La única posibilidad que tenía de hacer el tratamiento ese mes es que la sinvergüenza de la reina Roja no apareciera hasta el 10 u 11 de enero, para comenzar con las ecografías de control y la medicación.
Y por una vez en la vida (aunque en el fondo siempre recé por que no apareciera y hubiera embarazo en puerta: varias veces he leído testimonios de chicas que unos días antes de comenzar su primer tratamiento de fertilidad, descubrían que YA estaban embarazadas, que suertudas!!!) la reina Roja no me hizo rabiar por aparecer antes de tiempo, y llegó el día 10 de enero a última hora de la noche. Si bien sentí una punzada de dolor porque yo, obviamente, no iba a ser de esas afortunadas que se embarazan antes de tiempo, también sentí una extraña mezcla de alegría, nervios, ansiedad, e ilusión: podía comenzar ese mismo mes el tratamiento!
El 11 a la mañana avisé al doctor y el 12 de enero ya me hacían mi primera ecografía de control. A partir de entonces, comencé con la medicación, a tomar el clomifeno, e inyectarme el HMG75 (lo inyectó Negrito puesto que aunque la aguja es super chiquita y casi ni se siente, me da mucha impresión ver el pinchazo en la piel). Casi no sentí molestias con la medicación, como no sea un poco de hinchazón y algunos pinchazos en los ovarios. Pero no me importaba, esos pinchazos significaban que mis ovarios estaban trabajando. Y eso era bueno, claro que sí.
El 17 fui a mi última ecografía de control y ahí estaba, un bello folículo de 19 mm en mi ovario derecho, no se por qué sospechaba que el derecho sería el que tendría el folículo dominante. Aunque sentí un poquito de desilusión, ya que habría preferido que hubieran dos o tres folículos (no le tengo miedo para nada a la posibilidad de tener un embarazo de mellizos o trillizos). Pero según las doctoras que me atendieron, había respondido muy bien a la medicación, asi que el 21 de enero (tres días antes de lo previsto por mí) sería mi Inseminación.
Ese día muuuy temprano, tuvimos que ir a entregar la muestra de Negrito, para que acondicionaran sus soldaditos, y los hicieran mas fuertes y rápidos para llegar al óvulo que los estaría esperando. Teníamos que volver a las 10.30 hs. de la mañana para que me inseminaran. Si bien estaba un poco ansiosa, luego de desayunar, me fui a acostar un rato, el sueño me venció, y me desperté apenas unos 30 minutos antes! Apenas si alcancé a lavarme la cara y los dientes (no podía ir al baño porque tenía que retener líquido para que el catéter pase con menor dificultad hasta el útero), pasé a buscar a mi hermana gemela (habíamos quedado con Negrito que ella me acompañaría, ya que a él se le hace muy difícil estacionar cerca de la clínica) y nos fuimos a dar el gran paso que me acercaría a la posibilidad de ver la carita de mi o mis niños. Llegamos y a los pocos minutos me llamaron. Dejaron que mi hermana me acompañara en todo el proceso, lo que me dio una gran tranquilidad.
Cuando vino el doctor, llegó la primera mala noticia. Haríamos la inseminación, pero la muestra de Negrito había sido muy pobre, ni las vitaminas ni la alimentación sana habían ayudado mucho. Me dijo el doctor que ellos prefieren hacer las IAs con muestras que al menos tengan un REM (recuento final de espermatozoides móviles y rápidos) de 2 millones. La muestra de Negrito apenas superaba los 1.6 millones. Bajísima. El doctor me mencionó algo sobre que sería bueno que fuera pensando en la posibilidad de hacer una FIV en el futuro, que nos daría muchas mas chances... Pero en ese momento yo pensé que mi gran tiro, mi gran apuesta estaba en ESTE tratamiento, y que tenía que poner todo lo mejor de mi para que funcionara. Así que no dejé que entraran pensamientos negativos en mi, y me dispuse a que me introdujeran el catéter que llevaría los poquitos bichitos (pero qué importaba! solo se necesita un espermatozoide para fertilizar un óvulo, o no?) hacia mi óvulo.
El catéter entró con suma facilidad, no sentí prácticamente ninguna molestia, a excepción del ligero dolor que produce la entrada del espéculo. Y fue rapidísimo. En menos de 10 minutos ya estaba todo hecho. Me dejaron unos 10 minutos reposando en la camilla, me recetaron progesterona, y a hacer vida normal se ha dicho. A partir del sábado 24 y durante 14 días debía tomar progesterona. Y tanto si me embarazaba o no, me dijeron que fuera a ver al doctor. Si no me embarazaba, para discutir cómo continuar. Si me embarazaba, porque parece que en la clínica siguen los primeros momentos del embarazo, hasta asegurarse que es un embarazo viable. No me dieron fecha exacta de la beta, pero yo calculé que entre el 7 y el 9 de febrero, si la reina roja no aparecía, debía hacerme la beta.
Ese mismo día en la noche, no aguanté con mi genio, y me puse a investigar sobre el famoso REM que a Negrito no le había dado muy bien que digamos. Y ahí vino la segunda mala noticia. En la mayoría de las páginas hablaban de que es casi imposible que una inseminación tenga éxito si el REM no es superior a 5 millones, y Negrito había conseguido poco mas de millón y medio. En un primer momento, se me cayó el alma al suelo. Si embargo, leí también testimonios de chicas cuyos maridos también habían tenido REMs super bajos, y habían logrado el embarazo, y otras con REM muy alto o semen de donante (cuyo REM obviamente es excelente) no lo habían logrado. Así que empujé la angustia hacia el fondo de mi corazón, y volví a pensar: "sólo hace falta UN buen espermatozoide para lograr el embarazo, y yo tenía 1.6 millones de buenos y veloces bichitos intentando llegar a mi óvulo. Así que chances tenia, o no?". Y así me dispuse a disfrutar de mi nuevo estado ¡estaba oficialmente y por primera vez en BETAESPERA!
Unos 8 días después de la inseminación sentí el primer dolor. Dolor menstrual. Unas pequeñas punzadas que comienzan a suceder en mi útero, presagiando "endometrio desprendiéndose". Volví a internet. Googleé "primeros síntomas de embarazo", "síntomas de embarazo luego de una inseminación", etc... Por supuesto que no me dijeron nada que ya no supiera. Los síntomas de embarazo en las primeras semanas no se distinguen prácticamente en nada de los síntomas pre-menstruales. Por tanto, esos tirones que sentía en la parte baja se podían deber tanto al síndrome pre-menstrual como a un embarazo en ciernes. Ah! y a la progesterona. Bendita progesterona. Me hacía doler los pechos, sentía cólicos,y hasta tuve un par de horas con nauseas.
El día 1 de febrero, a una semana de la posible fecha de mi Beta, llegó la tercera y GRAN mala noticia. No relacionada con mi tratamiento de fertilidad, pero sí con mi vida familiar, en especial con mi mamita. La tomografía que se había hecho unas semanas antes no mostraba buenos resultados. Para nada. Todavía no sabemos cuán malo es, ya que recién tiene turno con su oncóloga en un par de días, pero la tomografía no deja lugar a dudas: el cáncer ha regresado. Aparentemente hay metástasis en pulmones y estómago, y un tumor de 6 cm en la ingle.
Y volvió el terror. No por favor, Jesús mio, no me la lleves a la viejita, no me la lleves.
Y volvió el terror para ella también. Lo veo en su mirada. Trata de disimularlo para que no nos preocupemos. Pero yo lo siento, lo sé. Tiene terror de lo que significa tener cáncer, tiene terror de morir. No quiere morir, quiere disfrutar a sus nietos. Quiere vivir. No me la quites tan pronto Jesús mio, yo sé que no soy digna de pedirte nada, pero una Palabra Tuya basta Jesús mio. Por favor. Por favor, dale fuerzas, y que viva. ilumina a sus médicos. Ilumina y da fuerzas a toda mi familia, y en especial a ella. No la dejes sola Jesús mio.
El 2 de febrero, la cuarta mala noticia, había comenzado a manchar. Muy poquito, y sólo cuando iba al baño. Eran manchitas de color marrón muy claro. Casi, casi que me convencí que podía ser sangrado de implantación. Pero los cólicos que cada vez se hacían mas notorios y más seguidos me hablaban de "endometrio desprendiéndose", no de embarazo. No pude con mi genio nuevamente, y me hice un test casero, excusándome que al día siguiente debía hacerme unas radiografías para el estudio de salud que exigen en los trabajos. NEGATIVO. Blanco nuclear. No importa, faltan unos cinco días al menos para la Beta, quizá fue muy pronto para hacerme el pipitest. Quizá todavía existía la posibilidad que, más allá del pésimo REM, más alla de la angustia y el miedo que sentía en ese momento, todavía había una pequeña oportunidad de alegrar a mi mamá y a toda la familia, con mi milagrito. Verdad? Al menos todavía no había visto sangre roja, sólo manchitas marrón claro...
El 3 fui a hacerme el estudio de salud laboral, y cuando fui al baño, las manchitas habían aumentado ligeramente su intensidad, y se habían vuelto un poco más rosadas. Quise llorar ahí mismo, como una loca. Pero no podía, con tanta gente mirando, así que me volví a sentar en la sala de espera. Por las dudas dije que no podía hacerme las radiografías hasta la semana siguiente, cuando confirmara si había embarazo o no. Sin embargo sentía un dolor tan profundo, una desilusión tan grande que, sumado al terror que sentía por el regreso de la enfermedad de mi mamá, me hizo hacer algo que no hubiera creído de mi. Le dije a Dios que lo odiaba. De lo cual me arrepiento profundamente. Perdón Señor mío.
Ese mismo día, cuando legué a casa, Negrito se fue a hacer unas compras y yo fui al baño. Las condenadas manchitas, ahora rosadas, seguían estando ahí, torturándome, burlándose de mi. Grité, aullé, lloré a más no poder. Sentía tanto dolor. Tanto sufrimiento. Ese mismo día, por la tarde, escribí un mensaje al doctor, y le dije sobre las manchitas. Me recomendó que dejara de tomar las progesterona, y que le avisara si me bajaba la menstruación o no. El día 4 me hice un segundo test casero. Ya habían pasado 48 hs del anterior, quizá ya sí se notaba alguna rayita, aunque sea muy leve, que indique un positivo..... pero también fue negativo. Nuevamente blanco nuclear.
El día 5 por la mañana finalmente bajó. Negrito me vio cabizbaja, sentada en el borde de la cama, y yo le pregunté: ¿Te quedó algún ibuprofeno? Me respondió: sí, pero podes tomar?. Entonces le conté, no había peligro de que tomara medicamentos, no había embarazo. El tratamiento no había funcionado. Y ahí llegó la quinta mala noticia. Negrito comenzó a decirme que no quería hacer un segundo intento con médicos, que eran todos chantas, comerciantes, que mentían sobre que necesitábamos medicina para quedar embarazados, sólo para sacarnos dinero. Obviamente, yo me enojé y le dije que con o sin él yo no iba a dejar de intentarlo hasta que tuviera a mi hijo en brazos.
Y así hemos quedado, él ha vuelto a comprar vitaminas y también está tomando ácido fólico para mejorar sus bichitos e intentar embarazo natural. Yo, por mi parte, sigo con el ácido fólico dicen que ayuda a mejorar la calidad de los óvulos) y mientras me muevo para que si puedo hacer un nuevo intento, esa vez lo cubra la obra social.
Este lunes 15 es el cumpleaños de mi sobrinito y ahijado. Al que amo con locura. También ese día, por la mañana iremos a ver (Negrito con bastante reticencia, pero bue...) al médico. Para que veamos cómo seguimos. Si es que seguimos...
Ese mismo día es el día de la Virgen de la Dulce Espera. Soñé tanto con ese día darles a todos la sorpresa de mi embarazo. Soñé también que el día 12, que fue el cumpleaños de mi viejita, pudiera darle ese hermoso regalito. Le habría venido tan bien, ahora que tiene que volver a luchar contra su enfermedad, una linda noticia como esa!
Siento que estoy cayendo en el hueco negro del conejo de Alicia en el país de las maravillas. No he llegado al fondo, pues el fondo es una incertidumbre. No sé qué pasará. Sólo sé que nuestras vidas van a volver a cambiar pronto. Sé que nos esperan difíciles, durísimas luchas. Sé que no quedé embarazada y sé que a Negrito no le agrada nada la idea de volver a la clínica de fertilidad.
Sé que voy a luchar con todas mis fuerzas para quedar embarazada. Porque sé que estás ahí, hijito mio, hijitos mios, en alguna estrellita del cielo, esperándome. Sólo eso sé.
El resto es simplemente un gran agujero negro, sin paredes, sin nada que me de una pista.
No se más nada.
lunes, 11 de enero de 2016
El comienzo
No se si sea lo más correcto llamar a esta entrada "el comienzo", puesto que no es en sí un comienzo. Hace ya siete largos años que busco ser mamá. Sí, con algunas interrupciones, como los meses que dediqué a rendir materias, o a cuidar de mi vieja que estaba con su tratamiento de quimioterapia. En esos meses no "buscaba" el embarazo, a mi pobre marido lo tenía relegado, y apenas si le daba bolilla unos pocos días al mes. Me avergüenza y me entristece que esa haya sido mi actitud. Pero el pasado no podemos cambiarlo.
Lo que sí podemos tratar de cambiar es el futuro.
Todos estos meses estuve sin escribir, porque no sentía la necesidad de desahogarme en este espacio. Tenía miedo de hablar las cosas y que se eche todo por la borda. Lo que sí no hice fue dejar de luchar por mis hijos, mis futuros hijos.
Estuve varias veces en contacto con mi Obra Social, pero hemos llegado a un punto... no muerto, pero sí congelado, al menos por ahora. Ellos me enviaron desde Buenos Aires el presupuesto para el Tratamiento (no así la medicación, pero por suerte me la donaron unas chicas muy amables, a las que siempre estaré agradecida). PERO.... el pero es que para que extienda la Obra Social el cheque al Instituto de fertilidad donde me voy a atender, exigen que ese Instituto se haga prestador de la Obra Social, sí o sí. Y todavía no me han dicho ninguna novedad. Pero lo cierto es que mi Obra Social tiene reputación de no ser muy buena pagadora, y honestamente, no tengo muchas esperanzas que el Instituto acepte ser prestador de ellos. En mi Obra Social los responsables me han atendido muy bien, de eso no puedo quejarme. Pero por qué tenían que resultar tan complicados, tan burocráticos? :(
Con el panorama de ese "punto congelado" al que habíamos llegado, y sin saber "pa´dónde disparar" ahora, como diría mi hermana, entré a la camioneta de Negrito, y le comenté la situación. No dijo nada hasta casi la hora de la cena de ese mismo día.
Ya dije que había conseguido la medicación necesaria para la Inseminación Intrauterina, gracias a otras chicas que pasaron tratamientos similares, o más complejos que el mío. Tengo la medicación en la heladera. HMG 75, varias ampollas, Gonacor, una cajita, y Tocofeno, esas pastillitas en la mesita de luz. Medicación que tendría que volver a donar yo si se acercaba la fecha de vencimiento y no lograba un resultado bueno con la obra social.
Lo cierto es que Negrito, supongo, al ver mi angustia y mi esfuerzo, primero buscando las donaciones, luego batallando con la Obra Social, me dijo ese día antes de cenar: "No vayas más a la obra social, quedate tranquila, yo la plata la tengo, lo pagamos y listo".
No es que seamos ricos ni mucho menos, pero Negrito había recibido un dinerito de la venta de un inmueble hacía poco, y es cierto, alcanzaba para pagar este tratamiento, ya que la IA, al ser de baja complejidad, no es tan costosa como una FIV, por ejemplo. Obviamente se me iluminó el alma. Pero acepté su propuesta con mucho miedo. ¿Y si no funciona? ¿Y si luego me critica que tiramos esa plata a la basura porque no conseguimos el embarazo? miedo que me acompaña hasta hoy, y me acompañará hasta que finalice el proceso.
Una vez decididos a pagar particularmente el tratamiento, pedí la segunda cita (porque la primera cita había ido yo sola) con nuestro médico, quien estará con nosotros en todo el tratamiento. Gracias a Dios a Negrito le cayó muy bien el doctor, y quedamos en que al mes siguiente, en cuanto me viniera la menstruación (reina roja) llamaría al doctor, para que empecemos.
Ese día es hoy. En realidad, después de estar casi un año con un periodo relativamente regular (no pasaba de los 27 a 29 días), este mes se me atrasó dos días. Así que hoy, mi día 30 o primero de este ciclo, le envié un mensaje al doctor, y ya tenemos cita para mañana en la mañana para comenzar.
Estoy un poco ansiosa, pero también tengo terror. Terror de que, si no funciona, no sé cómo lo tomará Negrito, desde ya me atrevo a asegurar que no aceptará pagar un centavo más por otro tratamiento, y por otro lado, si no llego a un arreglo con la Obra Social, me quedo sin chances... Sin poder pagar ningún otro tratamiento.
En ese caso, no sé que haría, lo único que puedo hacer es seguirle pidiendo a Jesús y a la Virgen que me iluminen el camino para poder conocer las caritas de mis hijos algún día...
Lo que sí podemos tratar de cambiar es el futuro.
Todos estos meses estuve sin escribir, porque no sentía la necesidad de desahogarme en este espacio. Tenía miedo de hablar las cosas y que se eche todo por la borda. Lo que sí no hice fue dejar de luchar por mis hijos, mis futuros hijos.
Estuve varias veces en contacto con mi Obra Social, pero hemos llegado a un punto... no muerto, pero sí congelado, al menos por ahora. Ellos me enviaron desde Buenos Aires el presupuesto para el Tratamiento (no así la medicación, pero por suerte me la donaron unas chicas muy amables, a las que siempre estaré agradecida). PERO.... el pero es que para que extienda la Obra Social el cheque al Instituto de fertilidad donde me voy a atender, exigen que ese Instituto se haga prestador de la Obra Social, sí o sí. Y todavía no me han dicho ninguna novedad. Pero lo cierto es que mi Obra Social tiene reputación de no ser muy buena pagadora, y honestamente, no tengo muchas esperanzas que el Instituto acepte ser prestador de ellos. En mi Obra Social los responsables me han atendido muy bien, de eso no puedo quejarme. Pero por qué tenían que resultar tan complicados, tan burocráticos? :(
Con el panorama de ese "punto congelado" al que habíamos llegado, y sin saber "pa´dónde disparar" ahora, como diría mi hermana, entré a la camioneta de Negrito, y le comenté la situación. No dijo nada hasta casi la hora de la cena de ese mismo día.
Ya dije que había conseguido la medicación necesaria para la Inseminación Intrauterina, gracias a otras chicas que pasaron tratamientos similares, o más complejos que el mío. Tengo la medicación en la heladera. HMG 75, varias ampollas, Gonacor, una cajita, y Tocofeno, esas pastillitas en la mesita de luz. Medicación que tendría que volver a donar yo si se acercaba la fecha de vencimiento y no lograba un resultado bueno con la obra social.
Lo cierto es que Negrito, supongo, al ver mi angustia y mi esfuerzo, primero buscando las donaciones, luego batallando con la Obra Social, me dijo ese día antes de cenar: "No vayas más a la obra social, quedate tranquila, yo la plata la tengo, lo pagamos y listo".
No es que seamos ricos ni mucho menos, pero Negrito había recibido un dinerito de la venta de un inmueble hacía poco, y es cierto, alcanzaba para pagar este tratamiento, ya que la IA, al ser de baja complejidad, no es tan costosa como una FIV, por ejemplo. Obviamente se me iluminó el alma. Pero acepté su propuesta con mucho miedo. ¿Y si no funciona? ¿Y si luego me critica que tiramos esa plata a la basura porque no conseguimos el embarazo? miedo que me acompaña hasta hoy, y me acompañará hasta que finalice el proceso.
Una vez decididos a pagar particularmente el tratamiento, pedí la segunda cita (porque la primera cita había ido yo sola) con nuestro médico, quien estará con nosotros en todo el tratamiento. Gracias a Dios a Negrito le cayó muy bien el doctor, y quedamos en que al mes siguiente, en cuanto me viniera la menstruación (reina roja) llamaría al doctor, para que empecemos.
Ese día es hoy. En realidad, después de estar casi un año con un periodo relativamente regular (no pasaba de los 27 a 29 días), este mes se me atrasó dos días. Así que hoy, mi día 30 o primero de este ciclo, le envié un mensaje al doctor, y ya tenemos cita para mañana en la mañana para comenzar.
Estoy un poco ansiosa, pero también tengo terror. Terror de que, si no funciona, no sé cómo lo tomará Negrito, desde ya me atrevo a asegurar que no aceptará pagar un centavo más por otro tratamiento, y por otro lado, si no llego a un arreglo con la Obra Social, me quedo sin chances... Sin poder pagar ningún otro tratamiento.
En ese caso, no sé que haría, lo único que puedo hacer es seguirle pidiendo a Jesús y a la Virgen que me iluminen el camino para poder conocer las caritas de mis hijos algún día...
Sueño sólo por un segundo
Levante la mano la infertil que se comió varias horas e incluso días enferma (moqueando, o con fiebre, o dolor de panza, etc.) y no se anima a tomar ningún remedio por miedo a perjudicar la posible implantación de un embrión? Jaaaaa somos varias seguramente :P Así estoy hoy. Moqueando, con un resfrío inminente pero no me animo a tomar ninguna pastilla que alivie... por si las dudas... No es la primera vez que me pasa, muchos meses he tenido fiebre, o me he sentido descompuesta, y luego me puteo cuando viene la menstruación, pensando, por qué fui taaan "dolobu" de aguantarme el malestar si al final no había habido ni implantación ni nada...? Pero así somos, todo por nuestro sueño, por nuestro hipotético, soñado, futuro bebé.
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