Casi me quedo dormida. Sí! había llegado el día de mi tratamiento y casi me quedo dormida y por poco no llegué tarde a la clínica. La última vez que había visto al doctor me dijo que si mi menstruación llegaba el día 8 o 9 de enero, tendría que esperar hasta febrero para hacer la IA (Inseminación artificial), ya que la clínica cerraba hasta el 10 de enero por las fiestas de fin de año, vacaciones, etc.
La única posibilidad que tenía de hacer el tratamiento ese mes es que la sinvergüenza de la reina Roja no apareciera hasta el 10 u 11 de enero, para comenzar con las ecografías de control y la medicación.
Y por una vez en la vida (aunque en el fondo siempre recé por que no apareciera y hubiera embarazo en puerta: varias veces he leído testimonios de chicas que unos días antes de comenzar su primer tratamiento de fertilidad, descubrían que YA estaban embarazadas, que suertudas!!!) la reina Roja no me hizo rabiar por aparecer antes de tiempo, y llegó el día 10 de enero a última hora de la noche. Si bien sentí una punzada de dolor porque yo, obviamente, no iba a ser de esas afortunadas que se embarazan antes de tiempo, también sentí una extraña mezcla de alegría, nervios, ansiedad, e ilusión: podía comenzar ese mismo mes el tratamiento!
El 11 a la mañana avisé al doctor y el 12 de enero ya me hacían mi primera ecografía de control. A partir de entonces, comencé con la medicación, a tomar el clomifeno, e inyectarme el HMG75 (lo inyectó Negrito puesto que aunque la aguja es super chiquita y casi ni se siente, me da mucha impresión ver el pinchazo en la piel). Casi no sentí molestias con la medicación, como no sea un poco de hinchazón y algunos pinchazos en los ovarios. Pero no me importaba, esos pinchazos significaban que mis ovarios estaban trabajando. Y eso era bueno, claro que sí.
El 17 fui a mi última ecografía de control y ahí estaba, un bello folículo de 19 mm en mi ovario derecho, no se por qué sospechaba que el derecho sería el que tendría el folículo dominante. Aunque sentí un poquito de desilusión, ya que habría preferido que hubieran dos o tres folículos (no le tengo miedo para nada a la posibilidad de tener un embarazo de mellizos o trillizos). Pero según las doctoras que me atendieron, había respondido muy bien a la medicación, asi que el 21 de enero (tres días antes de lo previsto por mí) sería mi Inseminación.
Ese día muuuy temprano, tuvimos que ir a entregar la muestra de Negrito, para que acondicionaran sus soldaditos, y los hicieran mas fuertes y rápidos para llegar al óvulo que los estaría esperando. Teníamos que volver a las 10.30 hs. de la mañana para que me inseminaran. Si bien estaba un poco ansiosa, luego de desayunar, me fui a acostar un rato, el sueño me venció, y me desperté apenas unos 30 minutos antes! Apenas si alcancé a lavarme la cara y los dientes (no podía ir al baño porque tenía que retener líquido para que el catéter pase con menor dificultad hasta el útero), pasé a buscar a mi hermana gemela (habíamos quedado con Negrito que ella me acompañaría, ya que a él se le hace muy difícil estacionar cerca de la clínica) y nos fuimos a dar el gran paso que me acercaría a la posibilidad de ver la carita de mi o mis niños. Llegamos y a los pocos minutos me llamaron. Dejaron que mi hermana me acompañara en todo el proceso, lo que me dio una gran tranquilidad.
Cuando vino el doctor, llegó la primera mala noticia. Haríamos la inseminación, pero la muestra de Negrito había sido muy pobre, ni las vitaminas ni la alimentación sana habían ayudado mucho. Me dijo el doctor que ellos prefieren hacer las IAs con muestras que al menos tengan un REM (recuento final de espermatozoides móviles y rápidos) de 2 millones. La muestra de Negrito apenas superaba los 1.6 millones. Bajísima. El doctor me mencionó algo sobre que sería bueno que fuera pensando en la posibilidad de hacer una FIV en el futuro, que nos daría muchas mas chances... Pero en ese momento yo pensé que mi gran tiro, mi gran apuesta estaba en ESTE tratamiento, y que tenía que poner todo lo mejor de mi para que funcionara. Así que no dejé que entraran pensamientos negativos en mi, y me dispuse a que me introdujeran el catéter que llevaría los poquitos bichitos (pero qué importaba! solo se necesita un espermatozoide para fertilizar un óvulo, o no?) hacia mi óvulo.
El catéter entró con suma facilidad, no sentí prácticamente ninguna molestia, a excepción del ligero dolor que produce la entrada del espéculo. Y fue rapidísimo. En menos de 10 minutos ya estaba todo hecho. Me dejaron unos 10 minutos reposando en la camilla, me recetaron progesterona, y a hacer vida normal se ha dicho. A partir del sábado 24 y durante 14 días debía tomar progesterona. Y tanto si me embarazaba o no, me dijeron que fuera a ver al doctor. Si no me embarazaba, para discutir cómo continuar. Si me embarazaba, porque parece que en la clínica siguen los primeros momentos del embarazo, hasta asegurarse que es un embarazo viable. No me dieron fecha exacta de la beta, pero yo calculé que entre el 7 y el 9 de febrero, si la reina roja no aparecía, debía hacerme la beta.
Ese mismo día en la noche, no aguanté con mi genio, y me puse a investigar sobre el famoso REM que a Negrito no le había dado muy bien que digamos. Y ahí vino la segunda mala noticia. En la mayoría de las páginas hablaban de que es casi imposible que una inseminación tenga éxito si el REM no es superior a 5 millones, y Negrito había conseguido poco mas de millón y medio. En un primer momento, se me cayó el alma al suelo. Si embargo, leí también testimonios de chicas cuyos maridos también habían tenido REMs super bajos, y habían logrado el embarazo, y otras con REM muy alto o semen de donante (cuyo REM obviamente es excelente) no lo habían logrado. Así que empujé la angustia hacia el fondo de mi corazón, y volví a pensar: "sólo hace falta UN buen espermatozoide para lograr el embarazo, y yo tenía 1.6 millones de buenos y veloces bichitos intentando llegar a mi óvulo. Así que chances tenia, o no?". Y así me dispuse a disfrutar de mi nuevo estado ¡estaba oficialmente y por primera vez en BETAESPERA!
Unos 8 días después de la inseminación sentí el primer dolor. Dolor menstrual. Unas pequeñas punzadas que comienzan a suceder en mi útero, presagiando "endometrio desprendiéndose". Volví a internet. Googleé "primeros síntomas de embarazo", "síntomas de embarazo luego de una inseminación", etc... Por supuesto que no me dijeron nada que ya no supiera. Los síntomas de embarazo en las primeras semanas no se distinguen prácticamente en nada de los síntomas pre-menstruales. Por tanto, esos tirones que sentía en la parte baja se podían deber tanto al síndrome pre-menstrual como a un embarazo en ciernes. Ah! y a la progesterona. Bendita progesterona. Me hacía doler los pechos, sentía cólicos,y hasta tuve un par de horas con nauseas.
El día 1 de febrero, a una semana de la posible fecha de mi Beta, llegó la tercera y GRAN mala noticia. No relacionada con mi tratamiento de fertilidad, pero sí con mi vida familiar, en especial con mi mamita. La tomografía que se había hecho unas semanas antes no mostraba buenos resultados. Para nada. Todavía no sabemos cuán malo es, ya que recién tiene turno con su oncóloga en un par de días, pero la tomografía no deja lugar a dudas: el cáncer ha regresado. Aparentemente hay metástasis en pulmones y estómago, y un tumor de 6 cm en la ingle.
Y volvió el terror. No por favor, Jesús mio, no me la lleves a la viejita, no me la lleves.
Y volvió el terror para ella también. Lo veo en su mirada. Trata de disimularlo para que no nos preocupemos. Pero yo lo siento, lo sé. Tiene terror de lo que significa tener cáncer, tiene terror de morir. No quiere morir, quiere disfrutar a sus nietos. Quiere vivir. No me la quites tan pronto Jesús mio, yo sé que no soy digna de pedirte nada, pero una Palabra Tuya basta Jesús mio. Por favor. Por favor, dale fuerzas, y que viva. ilumina a sus médicos. Ilumina y da fuerzas a toda mi familia, y en especial a ella. No la dejes sola Jesús mio.
El 2 de febrero, la cuarta mala noticia, había comenzado a manchar. Muy poquito, y sólo cuando iba al baño. Eran manchitas de color marrón muy claro. Casi, casi que me convencí que podía ser sangrado de implantación. Pero los cólicos que cada vez se hacían mas notorios y más seguidos me hablaban de "endometrio desprendiéndose", no de embarazo. No pude con mi genio nuevamente, y me hice un test casero, excusándome que al día siguiente debía hacerme unas radiografías para el estudio de salud que exigen en los trabajos. NEGATIVO. Blanco nuclear. No importa, faltan unos cinco días al menos para la Beta, quizá fue muy pronto para hacerme el pipitest. Quizá todavía existía la posibilidad que, más allá del pésimo REM, más alla de la angustia y el miedo que sentía en ese momento, todavía había una pequeña oportunidad de alegrar a mi mamá y a toda la familia, con mi milagrito. Verdad? Al menos todavía no había visto sangre roja, sólo manchitas marrón claro...
El 3 fui a hacerme el estudio de salud laboral, y cuando fui al baño, las manchitas habían aumentado ligeramente su intensidad, y se habían vuelto un poco más rosadas. Quise llorar ahí mismo, como una loca. Pero no podía, con tanta gente mirando, así que me volví a sentar en la sala de espera. Por las dudas dije que no podía hacerme las radiografías hasta la semana siguiente, cuando confirmara si había embarazo o no. Sin embargo sentía un dolor tan profundo, una desilusión tan grande que, sumado al terror que sentía por el regreso de la enfermedad de mi mamá, me hizo hacer algo que no hubiera creído de mi. Le dije a Dios que lo odiaba. De lo cual me arrepiento profundamente. Perdón Señor mío.
Ese mismo día, cuando legué a casa, Negrito se fue a hacer unas compras y yo fui al baño. Las condenadas manchitas, ahora rosadas, seguían estando ahí, torturándome, burlándose de mi. Grité, aullé, lloré a más no poder. Sentía tanto dolor. Tanto sufrimiento. Ese mismo día, por la tarde, escribí un mensaje al doctor, y le dije sobre las manchitas. Me recomendó que dejara de tomar las progesterona, y que le avisara si me bajaba la menstruación o no. El día 4 me hice un segundo test casero. Ya habían pasado 48 hs del anterior, quizá ya sí se notaba alguna rayita, aunque sea muy leve, que indique un positivo..... pero también fue negativo. Nuevamente blanco nuclear.
El día 5 por la mañana finalmente bajó. Negrito me vio cabizbaja, sentada en el borde de la cama, y yo le pregunté: ¿Te quedó algún ibuprofeno? Me respondió: sí, pero podes tomar?. Entonces le conté, no había peligro de que tomara medicamentos, no había embarazo. El tratamiento no había funcionado. Y ahí llegó la quinta mala noticia. Negrito comenzó a decirme que no quería hacer un segundo intento con médicos, que eran todos chantas, comerciantes, que mentían sobre que necesitábamos medicina para quedar embarazados, sólo para sacarnos dinero. Obviamente, yo me enojé y le dije que con o sin él yo no iba a dejar de intentarlo hasta que tuviera a mi hijo en brazos.
Y así hemos quedado, él ha vuelto a comprar vitaminas y también está tomando ácido fólico para mejorar sus bichitos e intentar embarazo natural. Yo, por mi parte, sigo con el ácido fólico dicen que ayuda a mejorar la calidad de los óvulos) y mientras me muevo para que si puedo hacer un nuevo intento, esa vez lo cubra la obra social.
Este lunes 15 es el cumpleaños de mi sobrinito y ahijado. Al que amo con locura. También ese día, por la mañana iremos a ver (Negrito con bastante reticencia, pero bue...) al médico. Para que veamos cómo seguimos. Si es que seguimos...
Ese mismo día es el día de la Virgen de la Dulce Espera. Soñé tanto con ese día darles a todos la sorpresa de mi embarazo. Soñé también que el día 12, que fue el cumpleaños de mi viejita, pudiera darle ese hermoso regalito. Le habría venido tan bien, ahora que tiene que volver a luchar contra su enfermedad, una linda noticia como esa!
Siento que estoy cayendo en el hueco negro del conejo de Alicia en el país de las maravillas. No he llegado al fondo, pues el fondo es una incertidumbre. No sé qué pasará. Sólo sé que nuestras vidas van a volver a cambiar pronto. Sé que nos esperan difíciles, durísimas luchas. Sé que no quedé embarazada y sé que a Negrito no le agrada nada la idea de volver a la clínica de fertilidad.
Sé que voy a luchar con todas mis fuerzas para quedar embarazada. Porque sé que estás ahí, hijito mio, hijitos mios, en alguna estrellita del cielo, esperándome. Sólo eso sé.
El resto es simplemente un gran agujero negro, sin paredes, sin nada que me de una pista.
No se más nada.
Dicen que los bebés vienen de un repollo, otros que los traen las cigüeñas, otros dicen que bajan de las estrellas y vienen a posarse en el vientre de las futuras mamás. Bueno, para las mujeres con diagnóstico de infertilidad, como yo, no nos es tan fácil. El repollo quizá se ha secado, la cigüeña perdió el camino, y las nubes tapan las estrellitas y por eso nuestros bebés no pueden alcanzarnos. Entonces yo decidí que voy a construir yo un caminito de estrellas que me lleve hacia mis bebés.