Hoy visité por primera vez un centro de fertilidad. Digo visité porque en realidad no soy paciente ahí... al menos no todavía. Sólo fuimos porque el urólogo envió a mi Negrito ahí a repetirse su espermograma porque, según el doctor, los dos estudios anteriores no son fiables ya que los laboratorios anteriores no tienen experiencia suficiente ene se tipo de estudio y los análisis no eran concluyentes y blahh blahhh... O al menos eso expresó el Doc. Yo sospecho que lo dijo más que nada porque es una manera de lavarse las manos.
Lo mismo pasó con el ginecólogo que vi, apenas echó una ojeada a mi histerosalpingografía y al análisis de sangre. Ni prestó atención donde el informe de las Histerosalp dice que tengo la trompa derecha dilatándose (todavía no se qué quiere decir eso porque ni se molestó en explicarme nada), tampoco le dio importancia al hecho de que la Prolactina la tenía al borde del límite, y que la TSH está un poco más alta de lo recomendable... Simplemente vio el espermograma de Negrito y nos dijo que él no nos iba a derivar a fertilidad puesto que yo estaba "dentro de todo" bien y que el problema era el estudio de mi marido, por tanto correspondía que el urólogo nos derivara a fertilidad... Pero el urólogo tampoco nos quiso derivar, como dije antes, con la excusa de que los espermogramas no eran fiables y que le llevemos los resultados del nuevo estudio a mediados de Agosto....
En fin que ahí estaba yo, por primera vez en un Centro de Fertilidad. Un ambiente absolutamente cuidado,limpio, agradable. Ni que hablar de las personas que te atienden. Absolutamente amables, amorosas. mientras esperaba que Negrito se hiciera el estudio, me dirigí al pasillo donde están los consultorios, la sala de punción, el quirófano...
No pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas. Ya quisiera tener yo la oportunidad de hacer un tratamiento, ALGO, para quedar embarazada. (Si ya se lo que pensará alguien que lea esto: si queres quedarte embarazada pues ten relaciones! jaja para algunos no nos es tan fácil). Mil pensamientos corrieron por mi mente, quizá algún día yo camine por este pasillo en busca de mis embrioncitos, de mis bebés. Quizá algún día me siente de nuevo en una de esas silla de la sala de espera, quizá...
De pronto se me vinieron a la mente todas las historias que han recorrido esos pasillos, tanta espera, ansiedad, nervios... tantas lágrimas de desilusión y tantas otras de felicidad... No podía evitar mirar las puertas cerradas y pensar en todos los bebés que tuvieron el don de la vida ahí. Y todos los otros que han muerto, o están congelados ahí...
Y de repente fue como si yo ya no estuviera ahí, fue como si estuviera dentro de cada una de sus almas, de las vivas y de las muertas, viendo los mismos colores de la pintura de las paredes, caminando sus mismos pasos. Flotando en los pasillos, conociendo cada rincón... y entonces supe que volvía a prenderse en mí la estrellita verde, la de la esperanza, la que cree y confía en Dios, en que de alguna manera el Señor Jesús me va a bendecir y me va a mostrar el camino para ser mamá.
Dicen que los bebés vienen de un repollo, otros que los traen las cigüeñas, otros dicen que bajan de las estrellas y vienen a posarse en el vientre de las futuras mamás. Bueno, para las mujeres con diagnóstico de infertilidad, como yo, no nos es tan fácil. El repollo quizá se ha secado, la cigüeña perdió el camino, y las nubes tapan las estrellitas y por eso nuestros bebés no pueden alcanzarnos. Entonces yo decidí que voy a construir yo un caminito de estrellas que me lleve hacia mis bebés.